Desmantelan un dique para recuperar la ruta del salmón

INTERNACIONALES – En la Península Olympic, en el estado de Washington (Estados Unidos), los miembros de la tribu Elwha Klallam siguen contando historias de los tiempos en que el río Elwha estaba tan lleno de salmones que era posible cruzar de una margen a la otra caminando sobre los peces que pugnaban por remontar el río.Nadie ha intentado hacerlo desde que se construyeron dos diques cerca de la boca del río a comienzos del siglo XX, bloqueando la ruta de los salmones.

Pero, en septiembre, se acaba de iniciar el largo proceso de desmantelamiento de los diques de Elwha y Glines Canyon sobre el río Elwha.

Se trata del mayor desmantelamiento de diques de la historia estadounidense, un proyecto que podría servir de inspiración y modelo para empresas semejantes en otras partes del mundo, según los conservacionistas.

“En el país se han desmantelado cerca de mil diques, pero estos son los más grandes”, explicó Amy Kober, vocera del grupo ambientalista American Rivers. “Se trata de uno de los esfuerzos de recuperación más importantes”.

Los diques en cuestión, construídos en 1913 y 1927 para abastecer de electricidad a un aserradero de la zona, carecen de los escalonados que les permiten a los peces navegar a través de los diques.

El desmantelamiento del dique fue resistido inicialmente ya que muchos de los residentes de la península Olympic consideraban que los reservorios de los diques eran una parte natural del paisaje.

Con el correr del tiempo, admitieron que las ventajas de remover los diques eran mayores. El costo elevado también retrasó la obra. Y además, en 1992 se sancionó un proyecto que obligaba a completar otras 43 obras antes de iniciar el desmantelamiento.

Estas últimas estaban destinadas a preparar el río y la región para los efectos de la remoción de los diques.

Por ejemplo, fue necesario construir plantas de tratamiento de agua para enfrentar la suba de sedimentos fluviales y hubo que mejorar las defensas para proteger las propiedades privadas en partes del río donde se prevé que suba el nivel de las aguas. Ya completada esta etapa, se dio comienzo a las obras que, se prevé, durarán tres años. El drenaje de los reservorios del dique ya se iniciaron hace meses. Y la industria que dependía de los diques comenzará generar energía en sus propias instalaciones.

Al quitar los diques, las aguas del Elwha volverán a correr libremente y se prevé que las poblaciones de salmones suban de 3.000 a casi 400.000.

Así, los salmones volverán a tener acceso a los más de 113 kilómetros que recorren el Elwha y sus tributarios. Actualmente, los peces sólo pueden nadar unos pocos kilómetros río arriba antes de que el dique les bloquee el paso.

Los biólogos explican que el regreso de los peces beneficiará a más de 130 especies de plantas y animales privados de una fuente vital de alimento y nutrientes durante casi un siglo. “Desde los osos pardos hasta pequeños insectos e incluso las orcas se beneficiarán. El salmón al morir hasta fertiliza los cedros de las márgenes del río”, explicó Kober, añadiendo que con la vuelta del salmón se generan reacciones en cadena en todo el ecosistema.

Una vez que desaparezcan los diques, se liberarán toneladas de sedimentos atrapados que también correrán río abajo hasta el mar, donde aportarán material a la costa. Durante los últimos cien años ese sedimento estuvo atrapado tras los diques. Ahora también formará una barrera natural contra las olas oceánicas en la boca del Elwha.

Los biólogos no creen que el salmón tenga problemas para recolonizar su lugar de cría ancestral. “Estan programados para hacerlo”, explicó Michael McHenry, biólogo de la tribu Elwha Klallam.

“Los salmones soportaron perturbaciones en gran escala en el noroeste del Pacífico durante millones de años. Enfrentaron la glaciación, erupciones volcánicas y enormes avalanchas que probablemente los hayan eliminado de algunas partes de su habitat”.

A comparación, los diques, que duraron apenas un siglo “son un instante en términos geológicos”, opinó McHenry, y no deberían representar un gran desafío para el salmón.

Pero hay que ver si los salmones volverán en números tan grandes como para que vuelvan a producirse las caminatas a través del río, especialmente ahora que los peces enfrentan otra presión: la sobrepesca.

“No creo que podamos volver el reloj al siglo XVIII”, concluyó McHenry.