Dos caras de una misma moneda

VILLA OCAMPO – NOTA DE OPINION – Con asombro y dolor, cada día nos enteramos de verdaderos siniestros con pérdidas de vidas humanas. Por Julia Elena Burguener de Castañeda.En la ruta 11, como hace casi 40 años (cuando una respetable y querida familia de nuestro medio, afectando a tres núcleos de la misma, se llevaba por delante un carro cañero o acoplado sin luces), se siguen sucediendo accidentes trágicos con camiones, acoplados, bicicletas, motos, carros, automotores… Años y años sucediendo lo evitable.

No aprendemos de nuestros errores; pretendemos que lo que no hicieron gobiernos anteriores en décadas, se haga ahora como por milagro.

Entonces, enojados, enfrentados, criticamos o reclamamos en forma destemplada. Para más, desde las más altas esferas, se echa nafta al fuego, se crispa a la población. Se llega a una situación conflictiva permanente, al punto de desafiar a los gritos a la mismísima Corte Suprema de la Nación como en el caso de la señora de Bonafini, una mujer sufrida, luchadora, reconocida en todo el mundo por su coraje cívico, que ha cargado su corazón de odios y rencores promoviendo enfrentamientos que no sabemos a qué punto pueden llegar.

Simultáneamente, hay gente que trabaja en miles de instituciones solidarias como Bomberos Voluntarios siempre de pie para servir; en clubes de las más diversas disciplinas, en grupos que promocionan encuentros, debates acerca de temas cooperativos, de nuevos emprendimientos, trabajos mancomunados de obras públicas, de actividades culturales, como encuentros de Bandas de Música, de teatro vocacional, de expresiones folclóricas o corales, de esparcimiento deportivo, social, o educativo como lo hacen nuestras escuelas que organizan maratones de lectura, ferias de ciencia, exposiciones, formación y actuación de coros infantiles y tantas cosas que, basadas en acciones responsables, a veces silenciosas, o solidarias, le ofrecen a la gente la posibilidad de tener esperanzas, de comprometerse, para que no nos gane el desencanto y lograr que las autoridades cumplan, que las cosas se hagan…

Qué bueno sería si cada uno de nosotros, pudiese descubrir en esa otra cara de una misma moneda, la “lenta urgencia” de mirar nuestra propia conducta, nuestras obligaciones cívicas, comprometiéndonos para revertir con fuerza y pacíficamente, todo lo que nos afecta.

Julia Elena Burguener de Castañeda