Se han reducido en un 10%

LOS SURUBÍES REPRODUCTORES – Se realizó en la Dirección Ejecutiva de Deportes y Recreación, Almirante Brown 5.294, una jornada sobre los recursos ictícolas organizada por la Federación Santafesina de Pesca Deportiva y Lanzamiento (Fesanpyl) y el municipio local. En la misma se abordó la situación que atraviesan el sábalo y el surubí.El biólogo Norberto Oldani explicó: “Hoy hay 10 veces menos reproductores de lo que debería haber en situaciones normales o de buen manejo. La explotación pesquera no implica que uno tenga que destruir la conservación del recurso, la estabilidad de las poblaciones. Se podría explotar igual, pero inteligentemente. Eso permitiría sostener una cantidad de reproductores relativamente parecidas a la original”.

Si hay sólo un 10 por ciento de la cantidad de reproductores que debería haber, ¿el futuro ya está hipotecado?
Está complicado. Esto ya pasó con otras especies como el manguruyú, el salmón de río. Con esos peces que decimos siempre que están, pero que nunca se pescan. Parece que todas siguen el mismo camino y eso es consecuencia del modo en cómo se pesca. Nosotros tenemos la legislación, la idiosincrasia, el modo de pescar que es sacar los peces más grandes y, a medida que se terminan, seguimos por los más chicos y así sucesivamente. Estamos sesgando a la población de peces porque les estamos sacando los verdaderamente importantes que son los mega reproductores. Ésos son los únicos que genéticamente nos garantizan que tienen genes como para dejar descendientes de peces grandes. Eso es consecuencia del estilo o del manejo de la explotación del recurso.

¿Cuáles son las medidas que se deberían tomar para revertir o frenar ese proceso?
Esto lo sufre el surubí que es una especie emblemática, mientras que la presión de pesca a otras especies no las afecta tanto. Pero del modo en cómo estamos, lo estamos haciendo un poco mal. Habría que modificar la actitud, la forma de pescar, la responsabilidad. Hasta ahora lo que se está haciendo es disminuir la presión de pesca y creo que, también, hay que pensar en modificar la forma en cómo se está pescando.

“Con esa forma de pesca –continuó–, el que más sufre es el surubí, porque es el más grande de todos. Entonces, la presión de pesca está dirigida al sábalo, pero el surubí es muy vulnerable a las redes de pesca del sábalo. A eso hay que sumar que los grandes ya no están, están quedando los chicos e igual los pescan. El objetivo de la pesquería es el sábalo, la presión está ahí, pero como todavía se la banca, la presión para el surubí no disminuye nunca. Esto es complejo porque es una pesquería multiespecífica, hay muchos años de práctica. No es fácil, pero hay que hacerlo”.

¿Cómo se logra el cambio?
Legislando, educando a la gente, aplicando el manejo sustentable. Y manejo sustentable no quiere decir que unos pescan y otros no, o que hay que pescar menos. El manejo sustentable significa que todos pueden pescar un poco más. En cuanto a los criterios de manejo, algo se puede aplicar de lo que se hace en otros lugares del mundo y otras cosas hay que ponerlas de cosecha propia. Tenemos un río espectacular, magnífico, que tiene una producción enorme. Hay que dirigir el esfuerzo a ver qué es lo que está pasando. Nos debemos preguntar qué hemos aprendido del manejo pesquero en los últimos años. Quién hace esa evaluación. Sabemos si lo hicimos bien, si estamos en el camino acertado.

¿Hay recursos destinados a la investigación?
Sí, siempre los hubo. No es accesible para todo el mundo, pero para los investigadores, sí. Esto que estamos haciendo acá (la jornada), es un compromiso que yo tenía con Fesanpyl, porque cuánto esfuerzo hay que hacer para sacar un surubí, muchísimo. Si lo traducimos en horas hombre, son miles de pesos. Además, necesitas redes, tiempo, esfuerzos de meses. De hecho que no hay tantos estudios sobre el surubí. Sin embargo, la gente que hace concursos de pesca lo tiene en la mano todo el tiempo. Hay cinco concursos de pesca (del surubí) por año. Ellos se preocupan por medirlos, que es la base del conocimiento para saber qué es lo que está pasando con las poblaciones y eso es un dato valiosísimo. Cruzando esa información que te dan los concursos de pesca, nosotros analizamos 34 en total desde 1996, fueron capturados 3.332 surubíes, trabajaron cerca de 40 mil pescadores y son 390 mil horas de pesca. Todo eso lo hemos resumido y pudimos determinar con rigor científico la edad de los surubíes. Esa información la cruzamos con muestreos biológicos que se obtienen de las capturas comerciales.

“Si uno sabe los parámetros de una población, uno puede reconstruir lo que sería una población sin pesca. Ahí se puede mirar el modelo que se ajusta como anillo al dedo para ver qué es lo que está pasando. Cuántos reproductores debería haber habido, el 80 por ciento; cuántos hay, el 8 por ciento. Eso lo vemos en el muestreo y eso se hace sin plata. Lo que hay que hacer es juntar la información y ponerse a trabajar en serio. A veces no se trata de presupuesto, sino de la habilidad para saber dónde están los datos”, aseguró Oldani.

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