La tragedia de la ruta 11

REGIONALES – NOTA DE OPINION – Sabemos que sería bueno que en cada corazón, en cada paso, en cada momento, en cada acción institucional o privada, haya un antes y un después. Por Julia Burguener de Castañeda.Acallados los ecos televisivos de la tragedia de la ruta 11 en la vorágine informativa de la TV nacional, desde donde se sacudieron acusaciones a diestra y siniestra sin tener en cuenta la realidad ni la idiosincrasia de nuestros pueblos, de nuestra gente, de nuestras instituciones y autoridades de cada localidad (que luchan cada día para servir y mejorar la vida de sus comunidades sin esquivarle el bulto a las responsabilidades), atropellando incluso el sincero y profundo dolor de toda una región que acompañó a los hermanos guillerminenses, sabemos que sería bueno que en cada corazón, en cada paso, en cada momento, en cada acción institucional o privada, haya un antes y un después.

No podemos convertirnos en jueces de lo ocurrido porque para eso, está la Justicia que uno espera sea “justa”; sí, en actores responsables de todo lo que hay que hacer, de lo que hay que reclamar o seguir reclamando sin tregua ante quien corresponda; de lo contrario, emulando la inmediatez del revuelo televisivo, olvidaríamos lo ocurrido y eso, sería incoherente con lo que verdaderamente queremos expresar en homenaje a los que quedaron absortos en el dolor y a los que se fueron desplegando sus alas hacia el infinito…

Muchas personas, ¡quién no! nos sentimos involucrados, desarmados en la congoja generalizada. Cada uno hubiese querido estar también en Guillermina, en silencio, simplemente para abrazarlos, cuando todavía sonaban en el alma los merecidos aplausos que conquistaron en el escenario del Instituto General Manuel Obligado, los integrantes de los grupos de bailes folclóricos y en especial, esos “retoños” que nos llenaron de alegría con sus geniales actuaciones artísticas.

A todos, a los integrantes del grupo “Retoños de mi pueblo”, les pedimos ahora, respetuosamente, que no aflojen. Que sigan ofreciendo tan generosamente su tiempo, su espíritu, su arte, que se traduce en las increíbles actuaciones… No lo duden, los ángeles seguirán siempre presentes y desde aquí, desde lo más profundo: ¡Muchas gracias!

Pueblo y autoridades de Villa Guillermina: un abrazo grande, fuerza y adelante.

Julia Burguener de Castañeda.