SANTA FE – COLEGIO DE PROFESIONALES DE LA INGENIERÍA CIVIL DE SANTA FE – Más de 30 proyectos que se están levantando en la ciudad y en otras del interior no cuentan con el aval de un profesional especializado en diseño, proyecto y dimensionado de la estructura. Como agravante, varios municipios no cuentan con ingenieros capaces de hacer la supervisión. Estas irregularidades se repiten también en otros tipos de construcciones.Rápidamente la de Santa Fe se va convirtiendo en una “ciudad de altura”. Numerosos edificios de más de diez pisos son parte de un paisaje urbano que se muestra hoy totalmente diferente a como se veía tiempo atrás. Además, actualmente hay decenas de proyectos de torres de 14 o 15 pisos y otras tantas de muchos más. Que este proceso se lleve adelante de la mejor manera depende de la responsabilidad de toda la sociedad, pero fundamentalmente de quienes realizan estas obras y quienes deben controlarlas desde el Estado. Lamentablemente, los primeros a veces cometen irregularidades y muchos municipios no cuenta con personal capacitado para las tareas de supervisión. Todo esto pone en riesgo la seguridad de los santafesinos. Cualquier error de proyecto o ejecución puede costar mucho dinero e incluso vidas humanas.
Los profesionales de la ingeniería civil son los únicos aptos para calcular estructuras de edificios de altura. No obstante, hoy nos encontramos con que en la provincia se lleva adelante gran cantidad de obras de esas características en las cuales no participan ingenieros y quien se hace responsable con su firma es otro profesional, que no está en condiciones –ni debe estarlo- de detectar fallos en los planos y en la ejecución.
Estos posibles errores o dolos tampoco pueden ser observados por los órganos estatales de control, que casi no cuentan con ingenieros civiles en sus planteles, a pesar de los permanentes reclamos del Colegio.
Por pocos pesos.
Generalmente los culpables de toda esta situación son supuestos “empresarios”, que evitan la “firma” de un profesional de la ingeniería civil para eludir responsabilidades y bajar costos, que son porcentajes insignificantes respecto del costo de la construcción. Cuando estos casos se presentan, se puede hablar de actitud deplorable de al menos dos profesionales:
1) el ingeniero que acepta trabajar “en negro”, que no hace los aportes correspondientes a la Caja de Previsión Social (un sistema solidario imprescindible para los trabajadores y sus familias a la hora de la jubilación), y que seguramente cobra por debajo de lo normal y de esta forma bastardea su profesión.
2) otro profesional de la arquitectura que con su firma se hace responsable de la tarea, a pesar de que carece de la capacitación específica para realizar y supervisar la misma, actuando así contra el propio Código de Ética de su Colegio.
En riesgo
Es imprescindible la figura del revisor municipal y es indiscutible que un profesional de la ingeniería civil debe ocupar ese lugar.
Un revisor podría, por ejemplo, cuestionar planos en los que no figuren los reglamentos bajos los cuales se estimó las cargas de viento. Así, hay edificios que no están calculados para soportar de la mejor manera el efecto de oscilación que provoca el mismo.
Por otra parte, la de Santa Fe está catalogada como “zona sísmica 0”, pero en realidad ningún lugar está totalmente a salvo de un movimiento telúrico y esa posibilidad debe estar contemplada en cada proyecto.
En el caso de nuestra ciudad, se han aprobado -en su momento- planos en donde no se especificaban aspectos importantes de la construcción: sobrecargas de uso, normativas por las que se calculó el edificio, el tipo de material utilizado (el acero, el hormigón), el estudio de suelo. Todas estas cuestiones tienen que ver con la seguridad pública, la vida útil del edificio y el confort de sus ocupantes.
Otros casos inquietantes
Esta situación se repite además en otros tipos de construcciones que, por su tamaño y uso, no pueden ni deben ser avaladas por un profesional que no sea de la ingeniería civil, en lo referido al diseño y cálculo estructural. En este sentido, distintas inspecciones de este Colegio detectaron irregularidades en grandes superficies comerciales, silos, estaciones portuarias y naves industriales.
Firmeza
El Colegio de Profesionales de la Ingeniería Civil tiene la firme convicción de que estas irregularidades deben terminar y por eso comenzó a tomar las medidas que tiene a su alcance. Por ejemplo, ya fueron intimados ingenieros no matriculados para que paguen los aportes y las multas correspondientes. Si un profesional no cumple, su caso pasará directamente a la Justicia. Por otra parte, ante irregularidades que tengan que ver con un profesional de otro colegio, la actitud será denunciada ante el respectivo Tribunal de Ética.
Ing.en Recursos Hídricos Pedro Dalibor Kurgansky Ing. Civil Guillermo Rossler
Secretario Presidente