Ampliación edilicia requiere una escuela

CALCHAQUÍ – Ante el inicio de las clases, el hacinamiento de los alumnos se hace más que evidente en la escuela primaria Nº 1378, ubicada en medio del barrio San Cayetano, el vecindario más pobre de Calchaquí.Desde el año 2003, año de su inauguración, hasta la fecha no ha variado la estructura edilicia de este establecimiento educativo. Tres aulas, un salón comedor, cinco baños y un Salón de usos múltiples, componen el ámbito de enseñanza para cerca de 300 alumnos. La matrícula se integra de niños descendientes del pueblo mocoví que habitan el barrio más pobre de la ciudad y la comunidad aborigen “Comcairipí”, ubicada a unos 700 metros de la escuela.

Para ahondar en la realidad que viven centenares de niños cada día, Revista Rescatados dialogó con la directora, Alicia Melgarejo, quien relató las peripecias y el desafío constante de enseñar en un lugar tan inhóspito.

La escuela tuvo su primera promoción de egresados del 7º grado en el año 2006. Actualmente cuenta con alumnos desde el jardín hasta el último grado de la primaria. Los cursos están superpoblados, al punto que en las reducidas aulas, los pupitres no pueden distribuirse en hileras, sino que se colocan uno al lado del otros, todos amontonados. Por la falta espacios, se debió improvisar un salón dentro del comedor, mediante un biombo, allí donde se sirven las raciones de comida los alumnos deben tratar de aprender. Si bien, se han presentados los planos para adecuar el edificio a las demandas cotidianas, nunca hubo una respuesta desde el organismo correspondiente. Quizás porque sea más económico para el estado crear una escuela desde sus cimientos, que modificar otras.

Este centro de enseñanza es de 3º categoría, “pero debería ser de 2º porque actualmente tenemos 10 cargos. Por lo que tendríamos que tener una vicedirección”, explica la docente. La categoría se establece por la cantidad de cargos. A su vez, no cuenta con el cargo de ecónomo ni tampoco de personal no docente por la tarde. “Siempre estamos cubriendo con alguna mamá que viene ha hacer la leche”, indica.

Estudiar con la panza vacía
“Nuestros chicos no son iguales a otros. Tienen deficiencias alimentarias desde el vientre materno y eso ocasiona notables problemas de atención. Por eso, trabajamos contenidos básicos en el primer ciclo; apuntalamos la escritura, la lectura y las operaciones básicas en matemática”, indica al referirse al nivel cognitivo de los alumnos. Hay niños integrados a la escuela especial nº 2106.

Sin embargo, contrario a los prejuicios sociales, no es un alumnado violento o agresivo, sino más bien pasivo, respetuoso de los docentes y con un modo vida y cultura de fuerte raigambre aborigen.

Todo a pulmón
Recientemente, se realizó un festival folclórico para recaudar fondos y comenzar a levantar las paredes de un salón, cuyos cimientos desde hace años afloran al costado del edificio. Los resultados no fueron los esperados, pero las esperanzas no decaen.

La escuela cuenta con su asociación cooperadora que preside María Jesús Noriega y esta integrada por un grupo de mamás que trabaja denodamente por la institución. También recibe el constante apoyo de la Fundación MR y las donaciones de vecinos.

“El ministerio no nos brinda absolutamente nada que tenga que ver con útiles. Todo lo que se adquiere se hace a través de beneficios o con la colaboración de la gente”, rescata. El año pasado se recibieron $3009 del Fondo de Asistencia Educativo, aportado por el municipio; con ello se concretaron refacciones y se adquirió el material para la construcción de 3000 ladrillos block, que se utilizarán en edificación de la nueva aula. Asimismo, con una campaña del ladrillo, se recolectaron 12000 unidades para realizar el cerco perimetral del terreno escolar.

Deficiencias en el barrio
La Escuela 1378, está ubicada en el sector NE de la ciudad de Calchaquí y de la Ruta Nacional 11, que la separa de la zona urbana, está aproximadamente a 2 km del centro de la ciudad de Calchaquí. “No hay luces en las calles, los días de lluvia son terribles porque no hay veredas ni pasillos. No hay conexiones domiciliarias de agua potable, solo hay canillas públicas. La presión del agua no es adecuada a la gran demanda que hay en el barrio. Si tenemos agua en la cocina, no tenemos en los baños. La energía eléctrica tampoco viene con el voltaje correcto. Acá todo es reducido por ser el barrio San Cayetano”, denuncia.

Fruto del esfuerzo
Pero ante una realidad tan desalentadora, la escuela es un punto neurálgico de actividades culturales, sociales y comunitarias. Por ejemplo, los alumnos del 7º grado desarrollan un taller de cocina y se ocupan de la huerta. “Cocinan en la escuela, hacen dulces y productos de panificación. Con el dinero recaudado por la venta de la obra de sus manos, desde marzo, pueden costear su viaje de egresados. El año pasado, viajamos a Santa Fe – Paraná y este año queremos viajar un poquito más lejos”, cuenta orgullosa la directora.

Para conocer más sobre la vida y obra institucional de la escuela más joven de Calchaquí, existe un blog en internet (http://alumnosmocoves.blogspot.com).

Red de Medios – Revista rescatados