Por una utopía

VILLA OCAMPO – OPINION – En nuestra zona existen muchas personas fallecidas que merecen ser recordadas y que por ahí tienen pendiente el gran homenaje. Por Atilio Bruno.Alguien dijo: “Cuando damos un paso para alcanzar la utopía, esta da un paso hacia delante y si damos otro paso, ella se aleja otro paso. Es difícil alcanzarla y l importante, es que nos asegura el seguir caminando”.

Rafael Yaccuzzi, sacerdote por vocación, idealista de nacimiento, militante de las causas justas por formación, se merece el gran homenaje de todo un norte que lo conoció y sabe de su “utopía”.

Toda una vida

Más allá que se coincida o no con su accionar o con su pensamiento, toda su vida fue un acto político. Se jugó hasta meses antes de su muerte por la causa social, por encontrar respuestas a hechos que aún hoy siguen sin respuestas. Fue paradigma, pero también causa y consecuencia.

Estuvo y seguirá estando en el corazón de los que creen en un Dios todopoderoso pero humilde, de los desposeídos, de los que ven acotadas sus esperanzas, de los que cuentan con desventajas en una sociedad de consumo, de competencias y deferencias sociales.

Sin dudas

Rafael Yaccuzzi caminó hasta su muerte, una muerte que no le significó el bronce de la gloria en su terruño, pero sí el recuerdo permanente de quienes lo conocieron como sacerdote, como luchador y como hombre de bien.

Dijo González Pecotche: “Nada se obtiene sin lucha, nada sin esfuerzo y alegría. Alegría que renace de sólo saber que mientras hay lucha, hay vida; que la vida se reproduce y que las probabilidades de vencer aumentan redoblando los esfuerzos hasta alcanzar el triunfo”.

No sé si alcanza, pero necesitaba esgrimir una reflexión sobre un hombre que siempre impactó en el intelecto colectivo, pero que también convengamos, fue artífice de una época muy difícil.