FLORENCIA – NOTA DE OPINION – La relevancia socio-económica de la cadena agroindustrial del algodón en el país y, más aún, en varias provincias del nordeste y noroeste ha sido destacada en diversos estudios. Por el Ing. Agr. Fernando Zanier.En nuestra zona, las actividades relacionadas a la producción del textil han representado históricamente una de las principales fuentes de ingreso y de empleo.
A partir de la década del ’90, el sector algodonero argentino experimentó una serie de cambios, como consecuencia de mejores precios en el mercado internacional, sumado a la apertura de la economía argentina. Los resultados se reflejaron en registros históricos en superficie sembrada, producción y volúmenes exportados, superándose el millón de hectáreas sembradas con algodón y obteniéndose los mayores volúmenes en cuanto a producción y exportaciones de fibra.
Sin embargo, a fines de la misma década del ’90, la combinación de factores tales como la caída en los precios internacionales, el incremento en la volatilidad de los mercados, el posicionamiento tecnológico de cultivos competidores, sumado a la ocurrencia de adversidades climáticas en las principales provincias productoras provocó la desaceleración y eventual parálisis y retroceso del sector algodonero en el país.
Considerando la serie histórica de los últimos 20 años (1985/86 a 2005/06), la superficie sembrada osciló entre 158.2097 ha y 1.133.500 ha; la producción, entre 201.506 tn8 y 1.346.940 tn de algodón en bruto y los rendimientos medios, entre 965 Kg/ha9 y 1726 Kg/ha.
En determinadas campañas de este período, Argentina fue un exportador de relevancia, mientras que en otras, se vio obligada a comportarse como importador para abastecer su industria hilandera. Asimismo, en el país se realizaron importantes inversiones en la industria del desmote y también se experimentaron numerosos quebrantos y desinversiones.
Es decir, Argentina vivió períodos de alta inestabilidad, sin haber logrado una “estrategia país” tendiente a la sustentabilidad del negocio algodonero.
Si bien existen numerosas causas ligadas a los mercados, el clima y la tecnología que podrían explicar la variabilidad observada en los parámetros considerados, resulta estratégico para el sector algodonero y sus actores involucrados, encontrar medios que permitan mejorar sustancialmente la sustentabilidad en las dimensiones económicas, ambientales y sociales.
La variabilidad descripta para los últimos veinte años refleja una actividad agroindustrial inestable y sumamente vulnerable, de pronóstico dudoso o al menos comprometido en cuanto a su desarrollo futuro. Es conveniente para el país, y en especial para el desarrollo de los territorios del interior fuertemente ligados a sus economías regionales, trabajar para lograr una mejora significativa en los medios que permitan gestionar el negocio algodonero hacia una performance superior.