DUELO NACIONAL – Murió una de las voces mas inolvidables del mundo entero. Este domingo en horas de la mañana luego de una larga agonía y tras un agravamiento general de su salus falleció l mujer del pueblo.Mercedes Sosa falleció a los 74 años, dejando a la música popular argentina sin su máxima voz, sin ese canto profundo y mágico que como pocos logró poner en superficie los valores del arte contemporáneo latinoamericano.
El talento interpretativo de esta tucumana nacida el 9 de julio de 1935, permitió que las obras musicales de este lado del mundo encontraran un cauce mágico para llegar a personas de todo el planeta.
Capaz de abrir la boca para cantar y decirlo todo, Mercedes se formó estéticamente dentro del Movimiento del Nuevo Cancionero, una corriente renovadora del folclore, surgida en la provincia de Mendoza y que compartió con Armando Tejada Gómez, su esposo Manuel Oscar Matus y Tito Francia.
Desde entonces, con el debut discográfico con «Canciones con fundamento» (1965) y con la magia de su canto, consiguió hacer conocer y trascender un repertorio nuevo y socialmente comprometido.
Esa ligazón con lo social le valió transformarse en una voz brillante capaz de traducir los pesares del pueblo con testimonios como «Canción con todos» «Cuando tenga la tierra» y «La Navidad de Juanito Laguna» y los discos «Homenaje a Violeta Parra» y «Hasta la victoria».
Esa posición resultó inaceptable para aquellos que apostaban al silencio y al terror y hacia 1979, tras publicar «Serenata para la tierra de uno» y ser detenida en la ciudad de La Plata junto con todo el público que había ido a escucharla, viajó a París y en 1980 se afincó en Madrid.
Recién pudo regresar a los escenarios argentinos el 18 de febrero de 1982 y en el porteño teatro Opera realizó una docena de impactantes recitales que compartió con León Gieco, Charly García, Antonio Tarragó Ros, Rodolfo Mederos y Ariel Ramírez y que quedaron plasmados en el álbum «Mercedes Sosa en Argentina».
Ya con el regreso de la institucionalidad democrática y lejos de quedarse quieta, se puso como desafío seguir abriendo puertas con la decisión de sumar nuevos autores latinoamericanos a su repertorio y así impulsó a los entonces no tan conocidos trovadores cubanos Silvio Rodríguez y Pablo Milanés.
Tampoco dejó de parar la oreja a las nuevas expresiones del folclore y, por ello, registró obras de incipientes creadores como Víctor Heredia, Teresa Parodi, Antonio Tarragó Ros, Raúl Carnota y Peteco Carabajal, entre otros.
Con el mismo espíritu abierto y audaz, no tuvo reparos en acercarse a artistas del rock local (como los ya citados Gieco y García, pero también a Luis Alberto Spinetta, Fito Páez, Pedro Aznar, Gustavo Santaolalla, Alejandro Lerner y David Lebón) a los que además integró a espectáculos y placas que ganaron reconocimiento en gran parte del planeta.
Esa gran presencia en los tablados del mundo, le permitió ser convocada por grandes de la talla de Luciano Pavarotti, Sting, Lucio Dalla, Nana Mouskouri, Tania Libertad, Joan Baez, Andrea Bocelli, Silvio Rodríguez, Alfredo Kraus, Pablo Milanés, Milton Nascimento, Caetano Veloso, Chico Buarque, Gal Costa, Nilda Fernández, Pata Negra, David Broza, Luz Casal, Cecilia Todd e Ismael Serrano.
De la mano de ese trabajo constante y consecuente fue justamente considerada una suerte de embajadora de la canción argentina que no cejó en esa tarea ni en estos últimos años cuando su salud empezó a mostrar cierto agotamiento.
Aún así, en 2005 y bajo la batuta de Chango Farías Gómez, protagonizó el magnífico álbum «Corazón libre» que, a partir de la canción de Rafael Amor, entregó un valioso testimonio de la canción actual.
Duende Garnica, Demi Carabajal, Jorge Fandermole, el dúo Orozco-Barrientos, Coqui Sosa, Marcelo Perea y Alberto Rojo, son algunos de los nuevos creadores que, como tantos otros cantantes y músicos, pueden dar cuenta de esa práctica integradora y multiplicadora encarnada por Mercedes.
La apuesta que vino a cerrar esa tendencia histórica, se plasmó en el formato comercial de los dispares «Cantora I y II» que, entre otros, la unió con Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Caetano Veloso, Shakira y Calle 13.
A modo de cierre de ese trabajo doble y de una tozuda determinación de vida, el segundo volumen de «Cantora» cierra con una versión folclórica del Himno Nacional Argentino.
Como una metáfora de su vida y de su obra, la canción nacional la compartió con Franco Luciani, Tilín Orozco, Alberto Rojo, Motta Luna, Sebastián Garay, María Eugenia Fernández, Fernando Barrientos, Bruno Arias, Jesús Hidalgo, Bebe Ponti y Duende Garnica.
Télam