VILLA OCAMPO – NOTA DE OPINION – El F.M.I. venía cayendo en desgracia, pues hasta hace apenas medio año, la economía mundial crecía a un ritmo tan acelerado que nada ni nadie vaticinaba la crisis que de pronto se vendría. Por Atilio Bruno.El ente más importante de la usura internacional se había resignado a desempeñar un papel cada vez más modesto, mientras que sus enemigos tanto de izquierda como de derecha hablaban de abolirlo por completo.
Era como dejar de lado la influencia burocrática y odiosa de una institución que por aquello años de bonanza casi pasaba a un segundo plano. Tanto que Brasil y Argentina, nuestro país de última muy estúpidamente, saldaron sus deudas sin mayores sobresaltos y entendían que nunca más iban a necesitar de sus servicios.
La resurrección
Para un médico ambicioso no hay mejor que una epidemia mortífera. Para el FMI, la gran crisis financiera que estalló el año pasado ha sido un auténtico regalo del cielo. Resurgiendo como un terremoto salvador, de pronto, pasó nuevamente a ser una de las institucionales claves del planeta. Hasta tal punto, que los técnicos fondomonetaristas ya están armando la cola que formará en breve una frondosa “clientela” ávida de inmediata ayuda.
Nuestro país
La Argentina ya ha tomado su lugar en la ventanilla principal. Los funcionarios del Banco Central y el Ministerio de Economía confían en que el país podrá con sus obligaciones externas durante el año en curso, pero están muy preocupados con lo que se viene y por lo que podría suceder en el 2010, y aunque los Kirchner desde una mentirosa retórica digan lo contrario, el “monstruo dormido”, ya estudia un nuevo crédito para la Argentina.
Dijo Carlos José de Ligne (príncipe italiano): “A los hombre se los puede dividir en dos categorías: los que hablan para decir algo, y los que dicen algo por hablar”